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Posicionamiento político ante las negociaciones de un nuevo acuerdo climático global


Red Global de Organismos de Sociedad Civil para la Reducción del Riesgo de Desastres

Capítulo América Latina y el Caribe

Resumen Ejecutivo

7 de noviembre 2015

La coyuntura actual de negociaciones climáticas globales previas a la COP 21 en diciembre próximo tendrá grandes implicaciones estructurales sobre las iniciativas de adaptación y mitigación del cambio climático, por ello la Región de América Latina y el Caribe de la Red Global de Organizaciones de la Sociedad Civil para la Reducción de Desastres (en adelante mencionada como GNDR), integrada por más de 850 organizaciones de 137 países ha considerado pertinente pronunciarse ante las tendencias de profundización del cambio climático y las amenazas para los sistemas socio naturales que esto implica.

Estamos en un momento crucial para definir el futuro de la CMNUCC y de la ruta de respuesta al cambio climático, tanto porque en la próxima COP 21 de diciembre en París están en juego las metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), como porque también se están abriendo las puertas para la adopción e implementación de políticas y medidas de adaptación vitales para reducir el riesgo de desastres, el impacto de los mismos y, al mismo tiempo, promover la seguridad y dignidad humana. Esto solo será posible si de la COP 21 emerge un acuerdo jurídicamente vinculante y con un énfasis en la reducción de la exposición y vulnerabilidad de una alta proporción de la población mundial.

No toda la dinámica de incremento de los impactos de desastres con componentes climáticos obedece al cambio en el clima. La mayor parte se origina en la exposición y vulnerabilidad de los sistemas humanos y, consecuentemente, es fundamental que las sociedades más afectadas por el riesgo y los desastres asuman compromisos y desarrollen acciones para mejorar las condiciones de seguridad humana y los niveles de desarrollo de sus sociedades.

La Región de América Latina y el Caribe de GNDR considera que existen cinco elementos vitales que deben retomarse en las próximas negociaciones de un nuevo acuerdo climático global.

a. Exigir un acuerdo global jurídicamente vinculante que motive a los países desarrollados al cumplimiento de sus compromisos previos en materia de reducción de emisiones, transferencia tecnológica, adaptación, financiamiento y educación. Nuevos ofrecimientos en el marco de las Contribuciones Previstas Determinadas Nacionalmente (INDC por sus siglas en inglés) no deben soslayar los compromisos previamente asumidos.

b. Evitar la adopción de falsas soluciones al cambio climático. Las medidas relacionadas con el mercado de carbono, la conservación de bosques, la reforestación y todo lo relacionado con preservar el carbono en la tierra son deseables para efectos de financiamiento, adaptación y reducción del riesgo pero no deben constituirse sin más en la prioridad para la mitigación, la cual debe practicarse en los propios países emisores disminuyendo sus emisiones de forma objetiva y verificable.

c. Exigir a los gobiernos latinoamericanos la presentación en forma de sus INDC y, en otros casos, elevar su nivel de ambición para que guarden coherencia con los retos en materia de gestión del riesgo presente, adaptación al cambio climático y reducciones de emisiones de GEI, siendo esto último relevante para las economías más industrializadas de la región.

d. Dar seguimiento e incidir para que las INDC calculadas a nivel global guarden coherencia con las metas de mitigación identificadas por la ciencia del clima. Esto apunta a que los países desarrollados deben reducir sus emisiones entre un 25 y un 40% en relación a 1990 para el año 2020. En caso de dudas sobre la reducción de emisiones, la meta final debe de perseguir evitar un incremento mayor a los 1,5°C para el año 2100.

e. Latinoamérica y los países en desarrollo en general requieren prioritariamente de iniciativas tendientes a la reducción de la exposición y vulnerabilidad al clima presente y futuro. Esto sin negar la importancia de la reducción de las emisiones de los GEI para la mitigación del cambio climático.

La sociedad civil global se encuentra ante el reto de trascender el papel de mera observadora del proceso de negociación e incidir efectivamente en los contenidos del nuevo acuerdo global sobre cambio climático que, para ser efectivo, necesita inexorablemente ser jurídicamente vinculante. Un mayor impacto de las iniciativas de incidencia pasa necesariamente por un mayor nivel de conocimiento, involucramiento, cohesión e interlocución con los gobiernos nacionales y con los mecanismos de toma de decisiones de la CMNUCC.

Un paso necesario es la adopción de posturas informadas por criterios científicos y ancestrales, combinado con una estrategia de incidencia hacia los gobiernos y negociadores de los países latinoamericanos para formar un frente común que reivindique objetivos fundamentales de reducción de las emisiones de GEI y adaptación basados en la reducción de la exposición y la vulnerabilidad de los sistemas humanos más desfavorecidos.


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